La osteopatía estructural es una rama médica que se centra esencialmente en diagnosticar y tratar distintas anomalías y disfunciones que pueden presentarse en el aparato locomotor. Esta vertiente está dirigida al tratamiento de dolores causados por lesiones, malas posturas, sedentarismo e incluso estrés. La mayoría de las terapias que emplea un osteópata estructural son eminentemente manuales, ya que se apuesta por la manipulación directa para lograr el restablecimiento de la flexibilidad y la movilidad en tejidos y huesos. A continuación se presentan algunos de los tratamientos más habituales.
¿Qué técnicas emplea un osteópata estructural?
Se debe tener en cuenta que la osteopatía estructural se basa en la interrelación de todos los tejidos y sistemas, de forma que tratando una parte específica del cuerpo se pueden restablecer otras.
Los osteópatas estructurales recurren a varios tipos de tratamientos, pero la gran mayoría de ellos buscan ser rápidos, precisos y lo menos dolorosos posibles para el paciente. Las técnicas más comúnmente empleadas en esta rama de la osteopatía son las llamadas rítmicas, cuyo destinatario principal son las articulaciones y los tejidos blandos (por ejemplo, los tendones, los ligamentos y varios músculos). En esta categoría se encuentran tratamientos como las técnicas de bombeo, que consisten en alternar tracción y relajación sobre la zona que debe tratarse, actuando sobre todo en ligamentos y articulaciones; las técnicas de inhibición de puntos gatillo, que ayudan a aliviar los espasmos musculares y mejoran la circulación; y las técnicas de energía muscular, en las que el paciente debe colaborar relajando y contrayendo la zona afectada en una dirección específica mientras el terapeuta mantiene la zona estirada.
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